La crianza de nuestros hijos es una montaña rusa de emociones. Hay momentos de alegría, amor y orgullo, pero también hay momentos de frustración, enojo y tristeza.
En ocasiones, nuestras palabras pueden herir a nuestros hijos más profundamente de lo que imaginamos.
Decir cosas como “¡No llores que sólo te estoy diciendo lo que pienso!” puede causar un dolor emocional que se siente tan real como el dolor físico.
En este artículo, exploraremos cómo el sistema nervioso de nuestros hijos procesa el dolor emocional y por qué es esencial ser conscientes de nuestras palabras y acciones como padres.
El Impacto de las Palabras en el Sistema Nervioso
Nuestro sistema nervioso es responsable de procesar y transmitir señales entre nuestro cuerpo y cerebro.
Cuando experimentamos dolor físico, como un corte en el dedo, las terminaciones nerviosas envían señales al cerebro para que seamos conscientes del dolor y tomemos medidas para protegernos.
Lo que puede sorprender a muchos padres es que el sistema nervioso también procesa el dolor emocional de manera similar al dolor físico.
Cuando decimos cosas hirientes a nuestros hijos, como “¡No llores!”, estamos activando su sistema nervioso de una manera negativa. Sus cerebros reciben señales de que algo está mal, y esto puede desencadenar una respuesta de estrés.
El cortisol, una hormona del estrés, puede liberarse en el cuerpo de nuestros hijos, lo que provoca una sensación de malestar físico y emocional.
Es esencial comprender que el dolor emocional puede tener un impacto duradero en la salud mental y emocional de nuestros hijos.
La Importancia de la Comunicación Empática
Entonces, ¿Cómo podemos evitar causar dolor emocional a nuestros hijos y en su lugar fomentar un ambiente de amor y comprensión? La respuesta está en la comunicación empática.
En lugar de desestimar sus sentimientos con frases como “¡No llores!”, podemos escuchar activamente y validar lo que están sintiendo.
Podemos decir algo como: “Entiendo que te sientes triste, y está bien llorar cuando te sientes triste.”
La comunicación empática no solo ayuda a nuestros hijos a sentirse comprendidos, sino que también les enseña a procesar sus emociones de manera saludable.
Les muestra que está bien expresar sus sentimientos y que no serán juzgados por hacerlo. Esta comunicación fortalece el vínculo entre padres e hijos y crea un entorno donde se sienten seguros y amados.
Crianza Consciente y Empática
Nuestras palabras y acciones tienen un impacto significativo en el sistema nervioso de nuestros hijos. El dolor emocional que experimentan no es menos real que el dolor físico y puede afectar su bienestar a largo plazo.
Como padres, es nuestra responsabilidad ser conscientes de cómo nuestras palabras afectan a nuestros hijos y practicar la comunicación empática
La crianza consciente y empática implica escuchar, validar y apoyar las emociones de nuestros hijos. Al hacerlo, les ayudamos a desarrollar una comprensión saludable de sus propios sentimientos y les damos las herramientas para enfrentar el mundo con confianza y resiliencia.
Así que, la próxima vez que tu hijo llore, recuerda que está expresando una emoción genuina, y en lugar de decir “¡No llores!”, acércate con amor y comprensión.
Oscar “El que piensa lo que dice” Valbuena – Osabuena